Las Bases del III concurso interno de relatos cortos eran las siguientes:
RESULTADOS EN LA 1ª CATEGORÍA - PRIMARIA:
Ganadora: Lucía Martínez González 3ºEP Relato: ¡Qué pesadilla!
2º Clasificado: Rodrigo Puerto Núñez 6ºEP Relato: “La búsqueda del tesoro”
3º Clasificado: David Vilar Cea 3ºEP Relato: “Un sueño inolvidable”
Relato: "¡Qué pesadilla!"
El sol se filtraba a través de la persiana. Era incapaz de moverme y apenas podía respirar. Allí, escondida en aquella habitación sucia y llena de excrementos de paloma aguardaba el final de mi vida y mientras…trataba de pensar en mi papás, en mis amigos y en Simón.
Cada vez se oían más cerca sus pasos, se veía su sombra moverse por debajo de la puerta. Yo temblaba como una hoja muerta de miedo y un golpe grandísimo derribó la puerta. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, cerré los ojos y esa cosa se acercó. Podía oler su aliento apestoso. Me cogió del hombro. ¡Dios! ¿Por qué no puedo gritar?
-Buenos díaaaaas! Despierta dormilona, hoy es tu primer día de cole. ¿Estarás emocionada?
-Sí, mamá.
Lucía Martínez González
RESULTADOS EN LA 2ª CATEGORÍA - SECUNDARIA:
Ganadora: Lara Allen Paz 1ºESO Relato: “El día que marcó mi vida”
2º clasificado: Jadiel Díaz Méndez 4º ESO Relato: “El globo azul”
3ª clasificada: Paula Arias Vázquez 2º ESO Relato: “El milagro”
Relato: "El día que marcó mi vida"
El sol se filtraba a través de la persiana. Era una fría tarde de diciembre. El cielo, prácticamente encapotado, dejaba escapar unos tenues rayos que rozaban mi ventana. Yo vivía en una pequeña calle de Londres. El suelo estaba cubierto por una fina capa de nieve, aunque la gente todavía caminaba con ajetreo, cada uno en un sentido.
Me encontraba perdida en mis pensamientos en aquella vacía y minimalista habitación cuando llegó mi padrastro cargando con una caja aparentemente muy pesadas…
(Mi padre biológico era estadounidense y había fallecido hacía dos años). Desde ese día todo cambió, tanto para mí como para mi madre….pero la diferencia entre ambas era que ella había logrado superarlo y yo, no. Mi supuesto “padre” se había enamorado de mi madre hacía ya un año y nos había propuesto una nueva vida en Londres. Fue duro dejar aquel pequeño barrio de Manhattan, pero sabía que era afortunada de tener esta gran oportunidad)
Mi padrastro se acercó a mí y colocó su mano en mi hombro mirándome de reojo. Yo sabía que me quería, pero nunca jamás sustituiría a mi verdadero padre.
-Hey, Jane- dijo mientras me miraba algo preocupado. Yo no me digné en responder. Simplemente me mantuve fría y distante mirando a la ventana- Te traje algo. No sé si te gustará… pero bueno…yo solo quería darte algo, ya sabes, para….
Lo miré con frialdad y le interrumpí.
-Déjalo y vete, por favor- dije seria, mirándolo, para después bajar la mirada algo apagada.
-Ya sé que es un gran cambio, pero seguro que te adaptarás e incluso algún día puedes llegar a llamar a esto…
Le interrumpí de nuevo alzando la mirada
-¿Hogar? ¡¡Hogar?! Esto nunca será un hogar para mí. Lo he perdido todo, mis amigos, mis abuelos, mi familia- me pausé mientras mis ojos se aguaban-, a mi padre… ¿y pretendes que llame a este infierno, hogar?
-Jane…-dijo tomándome de las mejillas con afecto y secándome las mejillas con sus dedos pulgares.
-Vete-dije fríamente.
Él bajó la mirada, asintió y abandonó la estancia algo decaído. Me dejé caer sobre la pared secándome las lágrimas entre suspiros. Tenía un nudo en la garganta y un huracán de sentimientos que no podía entender…A los pocos minutos y miré la caja. La curiosidad me pudo. Alargué la mano y la abrí. En su interior había diversos objetos antiguos, llenos de polvo. Veía desde juguetes y cachivaches hasta libros y diarios. Algo me llamó la atención especialmente. Era una cajita de madera. Lo que ponía era ilegible por el polvo que la recubría. Soplé haciendo que el polvo saltara hacia mi cara. Tosí repetidas veces hasta que el polvo se asentó y pude distinguir entonces que era un kit de detective. Tenía una lupa y otros objetos que no sabía para qué servirían. También vi una fotografía en blanco y negro. Era un niño… ¿mi padrastro? Estuve analizando la instantánea unos minutos hasta que en mi dormitorio irrumpió mi hermana. La niña sonreía y sostenía un pequeño osito de peluche mientras saltaba jovial. Yo escondí la fotografía en la cajita mientras la miraba de reojo con bastante desprecio. La menor se intimidó un poco, pero, a pesar de las circunstancias, no evitó hacer la pregunta que tanto ansiaba:
-¿Qui…quieres jugar?- susurró con timidez.
-No, ahora no. Estoy ocupada-dije en un tono frío y cortante. ¿Por qué no te largas con tus amigos a jugar?
-Pero…mama no me deja salir sola-dijo algo impactada.
-Tranquila, seguramente no le afecte que te vayas cinco minutos-bufé mientras recogía algunas cosas.
La menor me miró dudosa y yo me encogí de hombros. Arrugó su nariz. En pocos segundos ya había salido de casa mientras la llovizna y la niebla comenzaba a caer sobre las tortuosas y ya silenciosas calles londinenses. Ese día marcó mi vida. Esa tarde mi hermana no volvió.
Lara Allen Paz- 1º B ESO
Recuérdeme
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