Jesús vivió al 100%, y se entregó hasta el final… por eso acabó así. Porque su Corazón era tan grande que incluso su rostro parecía distinto.
También a nosotros se nos invita a cambiar de estilo. En Cuaresma tenemos la oportunidad de poner el Corazón a funcionar a tope, al 100%. Sólo si dentro de nosotros estamos en paz, vivimos con confianza en Dios, y nos entregamos a los demás, nuestro rostro parecerá nuevo, luminoso…como el de Jesús.
Lectura bíblica: Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. (…) Dijo Pedro a Jesús: Maestro, qué bien se está aquí. (…) Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: “Este es mi Hijo, el escogido, escuchadlo. (…) Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto. PALABRA DE DIOS.
ORACIÓN:
Jesús, ilumíname con la luz que nace de ti, ilumina a mi alrededor para que sepa que no hay ningún lugar oscuro al que no pueda llegar, si voy contigo. Amén
Recuérdeme
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